Ayer fuimos testigos de un espectáculo lamentable, de un ministro emborrachado de odio, de la misma persona que hace un año condenaba que el caso Bárcenas se había convertido en un juicio político. El mismo ministro que también lo era en el año 2.000 cuando, según parece, Hacienda ya tenía informes sobre el dinero no declarado de Jordi Pujol.
No hay que darle más vueltas ni buscar respuestas peregrinas… Es odio, odio a Catalunya y a los catalanes. Porque incluso odian a los botiflers, los utilizan mientras se fotografíen con el culo al aire o escriban artículos llenos de animadversión…
Montoro nos hizo un gran favor, todos quedamos boquiabiertos ante semejante conducta racista e inmoral. Xenofobia por un tubo a todo lo que suena catalán. Y, una vez más, despreció al pueblo, a la ánima del independentismo. Rabia ciega, no ven que el proceso hacia la libertad de Catalunya es transversal. Hay gente que quiere la independencia para que su país sea de derechas y hay otros que quiere convertirla en una democracia participativa y anticapitalista.
Todo lo que convenga menos ser español.
Lo de Pujol jodió, claro que lo hizo y, como siempre, España no ha sabido sacarle rendimiento al asunto. El ensañamiento hacia el «molt honorable» no ha sido el mismo que con otros casos de corrupción, un modus operandis in crescendo que culminó con el esperpento de ayer.
Montoro tenía la vena tan hinchada que si le hubiera estallado la cabeza, como en Scanners, no me hubiera extrañado.
Repito, España nunca saca provecho de sus posibles ventajas. Ayer el pueblo catalán quedo atonitó ante tanto odio. Y es la manera de actuar eterna de los ministros españoles, siempre gritando, soltando arengas, para al final perder todas sus colonias y parte de su actual territorio peninsular (Catalunya Norte y Gibraltar).
Es más, desde ayer, todos estamos convencidos (muchos españoles también) que si escondían lo de Pujol… qué otras cosas deben estar ocultas…
Montoro no habló como ministro, lo hizo como representante de las cloacas del estado.
En fin, es curioso como España ha tenido la capacidad de transformar a Pujol de defraudador a perseguido político.
Gracias.
Los catalanes, dentro de España, deberemos pagarle el sueldo y la pensión… |